sábado, 23 de octubre de 2010

PELÍCULA: BORAT

Si existe una película que encierre la ridiculez, broma, angustia, decadencia y exasperación de la cultura americana, esa es Borat. Su histrionismo y su falta de ética la hace demasiada irreverente para ser real, pero a pesar de todo, es real (en el sentido de que la película ha sido filmada) y hasta fue nominada al Oscar como mejor guión adaptado. Se declara ser un “documental”, pero no un documental cualquiera, sino un “falso documental” (llamado en inglés mockumentary, combinando la sátira y la parodia como si fuese un verdadero documental).

Un buen ejemplo de esto podría ser “La guerra de los mundos”, narrada para la radio por Orson Welles. Vaticinando la llegada de seres de otro planeta. En este caso, Borat, pareciera estar llegando a otro planeta cuando es enviado a Estados Unidos (U.S and A, como lo dice Borat) desde su pais Kazajstán para hacer un “documental” y mejorar el estilo de vida en su país de origen.

Borat esta dirigido por Larry Charles, también escritor del fabuloso programa televisivo “Seinfield”. Con esa ligereza y despojo de moral, Charles describe situaciones inimaginables y extremas. Borat nos muestra desde el inicio, su pequeña casa en Kazajstán (en la cual también vive una vaca). La cámara se mueve al compás del personaje principal, como si nosotros también estuvieramos ahí, en su casa, al costado de la vaca.

Esta película es un roadmovie. Como dije antes, todo empieza en Kazajstán. Pero, como Borat es el segundo periodista más famoso de su país, es enviado a EE.UU. Empieza su viaje desde la parte oriental del país americano. Desde Nueva York, hasta California. Viaja con su productor Azamat Bagatov, interpretado por el americano Ken Davitian, y con una maleta llena de calzoncillos y una gallina (dentro de la maleta).

Su objetivo era documentar el estilo de vida de los americanos, pero mientras ve televisión en su cuarto del hotel, observa una criatura de cabellos de oro, con voluptuosas curvas y con ropa de baño roja, salvando vidas en el agua. Así es, observa por primera vez a Pamela Anderson en “Guardianes de la Bahía”. Es ahí cuando empieza “de nuevo” su viaje por todo Estados Unidos hasta el otro extremo, llegando a California (con el objetivo de casarse con ella).

Sacha Baron Cohen, interpreta a Borat. Su naturalidad es impresionante. Es cierto que provoca a las personas con quien se encuentra y con quien se entrevista, pero mucha de las ocasiones las mismas personas explican de forma normal su racismo, machismo o antisemitismo.

Escenas increíbles se pueden apreciar cuando Borat quiere comprar un auto y le dice al vendedor si con esa camioneta puede arrollar a un grupo de gitanos, mientras que el vendedor sin dudar le dice: depende de la velocidad. O cuando le pregunta al vendedor de una tienda de armas sobre el arma más efectiva para matar a judíos, y este le responde que podría funcionar una de 9mm.

Uno se puede quedar anonadado por las respuestas, pero la forma en que Borat las plantea y las resuelve son de un humor tan negro que podría, y en muchos casos lo hace, quebrar y resquebrajar la susceptibilidad de la gente. Borat no está hecho para todas las personas. Pero sí para aquellos que miran la vida desde todo punto de vista.

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