sábado, 23 de octubre de 2010

PELÍCULA: MARIE ANTOINETTE O MARIA ANTONIETA

No hay nada más bello que “Requiem” de Mozart, la “Quinta” sinfonía de Beethoven o quizás “Cascanueces” de Tchaikovsky, acompañado del castillo de Versailles, de glamorosos y exuberantes vestidos del siglo XVIII y de un lenguaje exento de vulgaridades para retratar la vida de reyes, princesas, duques y condes. Pero Sofia Coppola, directora de Marie Antoinette, nos muestra una realidad tergiversada, cambiada también por su atmósfera musical (en este caso, acompañado de música contemporánea), a pesar que le da frescura y cercanía, este cambio por música new wave es inapropiado (sólo en algunas escenas nos deja contemplar la bella fotografía y representación con música clásica).

Sofia Coppola encierra a su personaje principal dentro de una burbuja de la cual no puede escapar ni sobresalir. Su incapacidad de sentirse libre se vive durante toda la película y su inocencia la condenamos pero aceptamos. Sus gestos son naturales, reales, se deja llevar por la soberbia natural que encaja con su representación de futura reina de Francia.

Es cierto que la película empieza con cierto interés. Sus cambios son ágiles, las acciones son diversas, las consecuencias son continuas y el ritmo es parejo. Pero lastimosamente no dura mucho. La vida está llena de momentos vacíos y son esos los momentos que cobrarán importancia y tendrán lugar en lo que resta de la película (a excepción del cambio interesante y radical del final).

La directora consolida su “tema principal” (como ya lo hizo en sus anteriores películas: Lost in Translation y The Virgen Suicides). La soledad, la independencia, la pérdida de su incompetente sentido de sobre vivencia con respecto al mundo exterior y la búsqueda de la felicidad.

Regresando al personaje principal, Maríe Antoinette es como una chica común y corriente. Una chica joven con sueños, con deseos de hacer las cosas bien y con la necesidad de vivir la vida intensamente en la medida de sus posibilidades. Pero Coppola no decide arriesgarse y se queda en lo cotidiano y mundano. Hay sentimientos y sensaciones que pudo explotar de diferente manera. El llanto de por sí, con tan sólo un par de acciones no produce nada. Su impavidez es desesperante y no explora más allá de sus posibles acciones.

La intolerancia de la protagonista, por asuntos políticos, se ven reflejadas explícitamente en el filme. Caso contrario a la verdadera Marie Antoinette que se involucraba, de manera soez en contra de ministros destituyéndolos y nombrándolos. Coppola no centró la verdadera historia y se dedicó a crear una Marie Antoinette de acorde a su “tema principal” usando el personaje de Antoinette como excusa para retratar “una vez más” la soledad y la independencia que necesita transmitir en cada una de sus películas.

Cuán importante será ver la condición de inconformidad y de tristeza de una mujer que fue despojada de su vida de archiduquesa de Austria o princesa real de Hungría para convertirse en reina de Francia y sentirse desvalida e incompetente y desarrollar, junto a todo este espectro psicológico, una historia en donde la columna vertebral es la sensación de soledad y nada más.

No hay ningún elemento importante de donde podamos mantenernos sujetos y redondear una idea importante e imprescindible. La vida de los nobles de seguro que reunía todos esos detalles. Fiestas, buffets, joyas, juegos, música, todo lo que uno puede imaginarse que se pueda hacer dentro de un castillo, en el siglo XVIII. Son más de dos horas viendo a Kirsten Dunst representar a Marie Antoinette, y verla disfrutar de placeres banales y odiar la soledad. Valdrá la pena pasarnos tanto tiempo nuestro día viendo a Antoinette una y otra vez cómo se viste, cómo come, cómo se acuesta una y otra vez con su esposo, el cual no la desea la mayor parte de la cinta (sólo una escena) y ver cómo el joven, asustadizo y dubitativo rey Luis XVI estropea su reinado por su inexperiencia. ¿Valdrá la pena?

La calidez del movimiento de cámara, la bella fotografía, la primorosa escenografía y vestuario, el maquillaje perfecto y la dirección actoral fue bastante buena pero ¿Por qué la película queda varada en el limbo sin que Coppola pueda rescatarla? La causa es simple pero es la más compleja. El guión falla al poner a Marie Antoinette en la etapa de su vida más frívola y complaciente. Uno de los motivos por lo que Antoinette es conocida fue por el interrogatorio antes de su sentencia a muerte. Su muerte propició la guerra entre Francia y Austria. Por qué no colocar la valentía que tuvo momentos antes de su muerte. Ninguno de estos acontecimientos sucede en la cinta. Entonces lo repito: ¿Valdrá la pena gastar tiempo y dinero y ver una historia narrada de esta manera? Yo voto por un NO.

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