Lo más importante en la vida de un doctor es salvar vidas. En este caso, el doctor Gregory House, de la serie de televisión “House M.D.” es la antítesis de lo regular y convencional. House trata enfermedades, no pacientes. Tiene dos especialidades, una en enfermedades infecciosas y otra en nefrología. Adicto al Vicodin y políglota (habla inglés, francés, español, portugués, holandés, hindi, mandarín y algo de coreano). Y lo más importante, es uno de los mejores médicos de la ciudad (si no el mejor).
Cuando apareció en la televisión, en el 2004, “House M.D.” significó un cambio radical en las series médicas. La historia central, la de un doctor genio (House) que dirige el Departamento de Diagnóstico Médico y trata casos extraños y difíciles de por sí es algo innovador, pero a esto hay que sumarle la divertida y creativa narrativa que utilizan para mostrar puntos de vista, y me refiero precisamente a la dirección cinematográfica.
La innovación en la producción, dirección y la inseparable “walk – and – talk”, que es una forma de rodar una escena en movimiento, mientras los personajes hablan y caminan por todo el Hospital, es un sello que ha ampliado sus fronteras porque “House” siempre cambia y mejora.
Sarcástico, ególatra y con un humor negro de los más densos. Así podríamos calificar la personalidad de House.
Pero por qué es una de las series más vistas en Estados Unidos. Y es que cuando el sonido impecable se mezcla con una dirección diferente a las convencionales y se aplica bases de cine en una serie para televisión, aparte de un casting excelente, se logra algo más que bueno, diría que algo genial.
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