sábado, 23 de octubre de 2010

PELÍCULA: CARS

En Perú, la afición a los autos de carrera y en especial, a las competencias en autódromos, no es tan ferviente como en Estados Unidos. Acá no existe un majestuoso Daytona International Speedway (Autódromo Internacional de Daytona) para que los peruanos nos sintamos atraídos por una atracción similar; sin embargo, Cars tiene mucha acogida por ser una película con tecnología de última generación. Y si hablamos de sentirse satisfechos por la película, percatándonos sólo de la historia y del guión, ésta no convence a la masiva asistencia de “pequeños” espectadores.

Cars (y todavía me pregunto por qué no se dignaron en traducirlo al español), es la historia del “Rayo McQueen”, veloz y novato auto de carrera que, camino al gran torneo “La copa Pistón”, se pierde en un pueblo escondido llamado “Radiadores Springs”, lugar donde encuentra la verdadera amistad y el valor de la vida.

Pixar, la empresa productora y encargada de estos “dibujos animados”, se da el lujo de regalarnos, a los espectadores, antes de que empiece la película, un corto animado de excelente dirección y guión.

John Lasseter, apasionado de los autos, es un director con mucha experiencia teniendo como filmografía la pionera Toy Story, Bichos, entre otros. Lasseter cuenta con una producción gigante. Construcciones de los mismos autos (el modelo del auto “Rayo McQueen” no existe) a gran escala, efectos cada vez superiores en cuanto a 3D, y mucha publicidad.

Lasseter parece muy detallista y refleja de forma impresionante su capacidad para el diseño y el moldeado de la imagen virtual en la pantalla. Es fácil distinguir, por ejemplo, que los faroles que lleva el Rayo McQueen son “estickers pegados” y no faros de verdad (los autos de carrera no llevan faros porque los autódromos tienen luces potentes).

El realismo que se vive en plena carrera, en el momento en que el “Rayo” está por vencer a todos sus rivales pasándolos con desparpajo y frescura, son momentos cruciales para el suspenso y la emoción. Situaciones en donde uno (el espectador) le da gracias a Dios por haber inventado computadoras y genios que las manipulen a la perfección, y es que esas escenas están geniales. Perfectas en música y edición.

Para ubicarnos mejor en la película, debemos de tener en cuenta que en ese mundo imaginario, sólo existen autos: viejos, nuevos, modernos, de carrera. Pero el reemplazo de autos por humanos no queda ahí. Los insectos también son autos pequeños con alas, y qué mejor truco (acaso creativo?) para situar a los modelos “escarabajos” de Volkswagen para representarlos.

Pero esto no termina ahí, las montañas en el desierto también tienen formas de autos, o al menos de la carrocería (capota). Y algo que muchas veces puede sonar meloso y dar la sensación de hostigar con sólo escucharlo, son las bromas de “autos” que entre ellos se hacían (y para variar con humor americano). Esto no dejaba respirar, y muchas veces la misma película se ahogaba en ciertas situaciones “automovilísticas”.

Cars dura casi dos horas y para espectadores menores de diez años, esta cantidad de minutos frente a una pantalla en un salón oscuro puede resultar bastante agotador y estresante. Y más aún si gran parte del filme, el Rayo McQueen está descubriendo, profunda y filosóficamente el valor de la compañía, de la amistad y hasta del romance.


Unos datos extras (más “regalos” de Pixar) son las imágenes que aparecen al costado de los créditos, al final de la película, en donde hay escenas que quitaron (al momento de editar); por ejemplo, cuando los autos asisten al “autocinema” y en las películas que exhiben, parodian escenas de Monsters INC, Toy Story, Bichos, reemplazándolos por autos. Un buen motivo para quedarse al final de la película unos minutos más.

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