sábado, 23 de octubre de 2010

PELÍCULA: EL LIBERTINO

“Caos, mal humor, sexo, orgía, temblor, miedo, caos, sexo, mal humor, temblor,
orgía, caos, miedo, temblor, mal humor, orgía, sexo, caos, miedo, orgía,
temblor, mal humor, miedo, sexo, caos.”


John Wilmot, conde de Rochester (Johnny Depp) enfrenta al público, a la sala, a Francia, al mismo caos, al rey, a las mujeres, al mismo sexo, pero cae muy profundo cuando enfrenta al amor. Qué pena Rochester, subestimar al amor es imposible. Las consecuencias salieron en contra tuyo y desperdiciaste aquella amanerada y atrayente forma de enamorar a las mujeres.

Debiste ser más sincero con tu naturaleza John, perjudicar así a la mujer con la cual te casaste y amar a otra no fue muy acertado. Tu error no está en amar a otra, está en engañarte a ti mismo con las dos. En encontrar una actividad tan diferente y responsable como la de “casanova” y desperdiciarla subyugando la enorme responsabilidad de tratar mal al amor.

Wilmot, un hombre abstracto, construye su destino poco a poco. Su lenta transformación de ser descarado se vuelve insoportable para él también. Las mujeres lo adoran pero lo odian. Lo quieren en su cama para satisfacer sus necesidades sexuales pero no soportan que se envuelva con aires de conquistador.

Su hombría y atracción es incoherente. Su irreverencia lo convierte en importante y su nexo con el rey Carlos II (Jonh Malkovich) lo hace aún más desvergonzado, cínico e impúdico con su lenguaje y sus acciones. Sus gestos y su encuentro con las sensaciones son trascendentes.

Este descubrimiento del conde Rochester con sus emociones y sensaciones lo consigue gracias a su alumna de teatro Elizabeth Barry (Samantha Morton). Este momento es delicado, fuera de contexto y fuera de todo. Ambos personajes se internan en diálogos teatrales, en movimientos lentos, en miradas concentradas, en pronunciaciones medidas y en sentimientos profundos.

Será acaso que es en este momento en donde John y Elizabeth aprenden a amar a la vida. John desconoce lo que vendrá. Elizabeth tiene una idea pero al mismo comparte su ignorancia con el conde para llegar juntos al éxtasis de la naturaleza.

Encontrarle un sentido a la vida es importante. Elizabeth lo encuentra en el teatro, mientras se sube al escenario y se convierte en una loca controlada. Su parlamento es ideal para ella, para una mujer nueva que encuentra en las tablas una forma excéntrica de darle el sentido que todos debemos buscar en esta vida.

Wilmot se encuentra en una encrucijada también. Un destino partido en dos en donde permanece insano y destructor. El cambio no es para él pero las consecuencias afectan hasta al más insoportable e indiferente ser de la tierra.

Quizás sea este el tema que más me interesó en la película. Vamos John, yo sé que existen infinitas soluciones de concluir con tu participación en esta película pero esta evolución fue importante como para explicar el resto de los minutos que no necesariamente son sorpresivos en la cinta.

Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza. Wilmot, un árbol tan torcido como el de este refrán, evoluciona en su interioridad y se convierte aún más obstinado, terco y problemático con su destino. El encontrar el sentido a una vida llena de peripecias y excesos no siempre es saludable ni empedernidamente tranquilo.

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