sábado, 23 de octubre de 2010

PELÍCULA: EL PERFUME

Ben Whishaw interpreta a Jean – Baptiste Grenouille, un ser “sui generis” que vive en una desdicha eterna, por el simple hecho de haber nacido con uno de sus sentidos aumentado al mil por ciento: el olfato. Junto a Dustin Hoffman como el renombrado perfumista Giuseppe Baldini y de Alan Rickman como Richis, el padre de la última víctima, “El Perfume” se convierte en una película perdurable en el tiempo.

Su habilidad de recordar los olores y de sentirlos a kilómetros de distancia es tan aterradora como envidiable. Esta exageración aberrante de su sentido del olfato sobrepasa el límite de la cordura y encuentra un refugio en la obsesión desmedida y desencarnada.

Esta cinta muestra la historia de un asesino con cualidades excepcionales. Es probable que al compararlo con un hechicero o mago no me desvíe demasiado de su camino natural. Grenouille tiene una expresión de dolor, frío y escepticismo de la cual nos damos cuenta con tan sólo apreciar sus acciones incoherentes y extremas.

La película empieza con lo más representativo, con la causa fundamental de la acción: la nariz (del asesino), que nace de la oscuridad para luego enfocarse con una luz cenital escasa y directa. El rostro lo vemos mucho después. Un comienzo diferente a comparación de la novela con el mismo nombre de Patrick Süskind, la cual empieza con la niñez del protagonista.

La producción contó con más de cincuenta millones de euros que por cierto, fueron muy bien usados. La ambientación de Paris a finales del siglo XVIII es fabulosa. El mercado, lugar en donde nace el protagonista, es pestilente, lleno de bazofia, de delincuentes y mucha gente extraña, distante e ignorante.

Es más que difícil describir una sensación con tan sólo una cámara, luz, música y actores. Pero escenas intensas en dramatización y dirección nos lo hace más fácil imaginarnos los olores y las sensaciones. El primer encuentro de Jean – Baptiste con una mujer es entrañable. Una pequeña persecución termina por destruir todo lo que amaba.

La obsesión se convierte en algo enfermizo. Sin medir consecuencias, malinterpreta el sabor excitante del “perfume” de una mujer y lo transforma en posesión carnal y perniciosa. Se descontrola con su olor, y termina en un acto morboso.

La película termina con algo sumamente delicado. La finalidad de un olor es simple y llanamente, como la naturaleza lo delata, llevarnos al paraíso, llevarnos por el tiempo, llevarnos lejos de nuestra realidad. Qué locura podríamos hacer con el simple hecho de oler a alguien o algo. Muchas veces hemos hecho locuras por alguna mujer por el simple hecho de excitarnos con su perfume natural. Acaso, lo que muestra “El Perfume” es tan descabellado como para no creer y no rescatarlo de manera sublime?

Cuan poderoso es la sensación del olor y cuánto nos marca en la vida? Esta película muestra el exceso pero aún así, es muy explícita, tanto como para hacernos reflexionar de manera cruda sobre el poder de la sensación.

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