sábado, 23 de octubre de 2010

PELÍCULA: MEMORIAS DE UNA GEISHA

Japón es una nación con una historia deliciosa y sumamente intensa. Memorias de una Geisha se detiene por un momento en la vida oriental nipón y nos refleja la vida de una niña, traída del campo, para convertirse en una verdadera Geisha.

El director Rob Marshall extrae de su anterior película (Chicago) las mismas occidentales costumbres e inverosímiles historias. A pesar de haber acertado victoriosamente con el musical Chicago, esta película carece de realidad y se camufla con expresiones americanas e inciertas.

Es un poco difícil creer en la poca capacidad de convocatoria acertada para esta película. Dos actrices china, incluyendo a Chiro/Sayuri (Ziyi Zhang), otra actriz malaya (Michelle Yeoh) y el único japonés, el parco y preciso actor Ken Watanabe. Estas referencias no ayudan en la elaboración de una película que requiere más que una inversión millonaria de dinero.

Una invitación a una antigua ciudad japonesa no recuerda los sets situados en California. Fotografía situada en una casi fantasmal ciudad en donde las calles no parecen calles verdaderas sino calles especiales para una película absurda en sus internas reflexiones.

Una especie de crónica personal nos va narrando la historia con una voz dificil y gastada. Paisajes lluviosos, bailes, salones de te con empresarios. Presentaciones con nieve artificial que no se sabe de dónde cae ni cómo aparece. Quién quiere una foto? – podría ser una frase para esta película que no logra precisar con casi ningún detalle verdadero del real Japón a finales de la Segunda Guerra Mundial.

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