“Desde un punto de vista práctico, si hay que hacer concesiones, hay que hacerlas con el público y no con la crítica”, mencionó en una entrevista Sandro Ventura, director de Talk Show, su ópera prima. Esta cinta “casi televisiva” es, para la mayoría de críticos, una película más de aquellas “nacionales” sin buena estructura, con sonido defectuoso y sin ningún elemento rescatable.
La película de Ventura nace gracias a la canción “Talk show” de Pedro Suárez- Vértiz, que narra la vida del autor. El director retrata la vida de seis personajes, de forma ligera y sin pretensiones. Semejando a los “reality show”.
El filme trata de seis personajes con dos historias interrelacionadas. Problemas que aturden la vida cotidiana pero que no poseen mucho peso. Situaciones simples que de una forma u otra, representan inmensos obstáculos para los protagonistas.
Sandro Ventura empieza hablando al espectador (literalmente) mediante personajes cliché que encierran la película en un mundo de chicas liberales, empleadas del hogar criticonas, señoras adineradas infladas de dinero y otro personaje insignificante por ahí sin nada importante qué decir.
Somete al público espectador a creer que la vida urbana limeña es simple, sin toques de intelectualidad y con una absoluta ignorancia espiritual. ¿La película fue realizada para divertir? Perfecto, si fue así entonces ¿por qué el realizador trata de reflexionar acerca de la vida tan fallida, superficial e incoherente como lo hace a través de sus personajes?
El género de comedia no debe subestimar ni siquiera la mente más indigente en conocimientos. Todo lo contrario. La comedia, y más aún “comedia reflexiva” que intenta realizar el director, sólo es posible concebirla a través de interés social, humano y sensibilidad física. Elementos que brillan por su ausencia, salvo algunas situaciones particulares.
Es posible que la interacción con el espectador tenga razón de ser por el título de la película. Plasma un talk show “real” con personajes de ficción que más bien, parecen “al extremo” teatrales e histriónicos.
Sabemos, desde las primeras escenas, que el personaje de Tereso es débil, tonto, ingenuo y hasta tierno en cierto punto, pero los espectadores no somos tan mediocres como para no reconocer a una persona con esas cualidades. La chompa rosada y el nombre “no común” son elementos exagerados que redundan con el objetivo por demás claro.
El personaje de Jimena, caracterizado por Fiorella Rodríguez, esposa del director, despoja de todo sentido verosímil la cinta que por demás está obsoleta en elementos. Simulando a una mujer adulta, pero con ideas y acciones pueriles de niña adolescente, exagera su acento “pituco”, deformando y alterando toda realidad.
La cinta está plagada de música. Interrumpe, no deja de asomarse en cada escena. No dudo que la capacidad de Pedro Suárez-Vértiz para componer sea asombrosa, pero una película necesita más que un Pedro Suárez-Vértiz.
Es por esto que cada pieza musical dentro de la película debe de estar compuesta con algún fin u objetivo. Gran parte de la composición musical se basa en canciones preexistentes arregladas. Música diegética: sólo unos compases del tema “Talk show” al encender la radio. Y el tema principal: “Como las mariposas”, quizás la mejor canción hasta el momento de Pedro.
Adicionalmente a su participación como compositor en la cinta, el músico también actúa. Es una de las escenas mejor estructuradas en fotografía, con una actuación aceptable. Claroscuros que parecieran de otra película. Si tan sólo mantuviera esa atmósfera en toda la película, podría solucionar las oscuras imágenes que mantiene.
La calidad de la imagen es desastrosa. La fotografía de escenas en interiores son oscuras y anexado a eso, la paupérrima calidad visual es, no sólo hiriente a los ojos, sino también una falta de respeto al espectador que paga su entrada para ver aunque sea, buena calidad visual en el écran.
La película de Ventura nace gracias a la canción “Talk show” de Pedro Suárez- Vértiz, que narra la vida del autor. El director retrata la vida de seis personajes, de forma ligera y sin pretensiones. Semejando a los “reality show”.
El filme trata de seis personajes con dos historias interrelacionadas. Problemas que aturden la vida cotidiana pero que no poseen mucho peso. Situaciones simples que de una forma u otra, representan inmensos obstáculos para los protagonistas.
Sandro Ventura empieza hablando al espectador (literalmente) mediante personajes cliché que encierran la película en un mundo de chicas liberales, empleadas del hogar criticonas, señoras adineradas infladas de dinero y otro personaje insignificante por ahí sin nada importante qué decir.
Somete al público espectador a creer que la vida urbana limeña es simple, sin toques de intelectualidad y con una absoluta ignorancia espiritual. ¿La película fue realizada para divertir? Perfecto, si fue así entonces ¿por qué el realizador trata de reflexionar acerca de la vida tan fallida, superficial e incoherente como lo hace a través de sus personajes?
El género de comedia no debe subestimar ni siquiera la mente más indigente en conocimientos. Todo lo contrario. La comedia, y más aún “comedia reflexiva” que intenta realizar el director, sólo es posible concebirla a través de interés social, humano y sensibilidad física. Elementos que brillan por su ausencia, salvo algunas situaciones particulares.
Es posible que la interacción con el espectador tenga razón de ser por el título de la película. Plasma un talk show “real” con personajes de ficción que más bien, parecen “al extremo” teatrales e histriónicos.
Sabemos, desde las primeras escenas, que el personaje de Tereso es débil, tonto, ingenuo y hasta tierno en cierto punto, pero los espectadores no somos tan mediocres como para no reconocer a una persona con esas cualidades. La chompa rosada y el nombre “no común” son elementos exagerados que redundan con el objetivo por demás claro.
El personaje de Jimena, caracterizado por Fiorella Rodríguez, esposa del director, despoja de todo sentido verosímil la cinta que por demás está obsoleta en elementos. Simulando a una mujer adulta, pero con ideas y acciones pueriles de niña adolescente, exagera su acento “pituco”, deformando y alterando toda realidad.
La cinta está plagada de música. Interrumpe, no deja de asomarse en cada escena. No dudo que la capacidad de Pedro Suárez-Vértiz para componer sea asombrosa, pero una película necesita más que un Pedro Suárez-Vértiz.
Es por esto que cada pieza musical dentro de la película debe de estar compuesta con algún fin u objetivo. Gran parte de la composición musical se basa en canciones preexistentes arregladas. Música diegética: sólo unos compases del tema “Talk show” al encender la radio. Y el tema principal: “Como las mariposas”, quizás la mejor canción hasta el momento de Pedro.
Adicionalmente a su participación como compositor en la cinta, el músico también actúa. Es una de las escenas mejor estructuradas en fotografía, con una actuación aceptable. Claroscuros que parecieran de otra película. Si tan sólo mantuviera esa atmósfera en toda la película, podría solucionar las oscuras imágenes que mantiene.
La calidad de la imagen es desastrosa. La fotografía de escenas en interiores son oscuras y anexado a eso, la paupérrima calidad visual es, no sólo hiriente a los ojos, sino también una falta de respeto al espectador que paga su entrada para ver aunque sea, buena calidad visual en el écran.
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