sábado, 23 de octubre de 2010

PELÍCULA: DREAMGIRLS O SOÑADORAS

Un escenario brillante, cuerdas de guitarra agitadas de manera sincopadas, luces que anidan entre el limbo y el nirvana, mujeres con peluca moviéndose al ritmo de sus corazones, la cámara se aleja y se acerca, la edición es hiperactiva, entrañable, estable en lo inestable. Esto es sólo un esquema resumen de Soñadoras, un musical romántico, dramático y “documental” al mostrar la realidad del mercado musical en Estados Unidos de los sesentas.

Eddie Murphy interpreta a James “Thunder” Early. Un prometedor, egoísta y muy verosímil cantante de rythm & blues(R&B). Revisando la historia musical americana “gringa”, y obviamente contada por los mismo “gringos” en el sentido más fiel a la palabra, podemos darnos cuenta de manera clara y hasta absurda, que el “rey” del rock & roll no fue como lo pintaban, ni de lejos, Elvis Presley, sino los verdaderos y únicos Chuck Berry, Little Richard, entre otros de raza negra. En este caso es, James, que practica la sinergia de brotes eufóricos de adrenalina con cánticos desgarradores, funciones aterradoramente sinceras y honestas.

Murphy tuvo una corta carrera musical en los años ochentas. Es por eso que su naturalidad al estar en el escenario es genial. Sin ningún punto de comparación con el maestro Chuck Berry quien dominaba el escenario mejor que nadie, James encuentra en las luces, la música y la melodía de la vida, una expuesta marca de poseedor de música en las venas capaces de morir por ella. Sus gestos, sus expresiones a la hora de cantar penetran sin lugar a dudas en el subconsciente de nosotros. Nos mantiene pendiente de él y hasta nos padecemos de él, lamentando que sus días de veterano rockero terminen como las de muchos.

Una de las escenas más tensas, intensas y potentes del filme es la que protagoniza Jennifer Hudson como Effie White, una de las integrantes de The Dreamettes. Una irresponsabilidad por parte de Effie, complica la relación entre sus “hermanas” y su amante-manager. El núcleo se centra aquí mismo. Una discusión que canta a la vida, en el momento justo en que se desmorona la amistad. Una escena que describe el climax a la misma velocidad en que una pluma de un ave cae desde el aire. Moviéndose despacio, azotada por el viento que cruza su camino. Effie se siente impotente y quien canta pareciera ser su alma con lágrimas y con furia. La tristeza se hunde entre sus cabellos y su piel negra. Pero si nos damos cuenta, si entramos dentro de la música, dentro de la melodía y dentro de las palabras, vemos a Effie hablar y no cantar. Entonces replanteamos lo dicho líneas atrás y observamos a Effie hablando con su alma. Pero no cualquier alma, sino una musical, mezclada con swing. Replanteamos la premisa. Es esta película un musical o una película de almas contentas y cantantes? Quién habla? El personaje? El guionista? O el alma? Yo diría que nuestras palabras son tan sinceras, como nuestra alma sonora. Se puede vivir sin música? Esta película no. En nuestra vida? Yo creo que tampoco. Todos nosotros tenemos nuestra propia música interior que nos lleva desde la infelicidad, como esta escena, hasta la felicidad. La felicidad tiene música tanto como la tristeza. Proposiciones claras que observamos desde la primera nota musical de la cinta, hasta la última.

Soñadoras mantiene una línea que sulfura la monotonía. Los cambios son grandes y pequeños. Las canciones son predicciones, son primeras impresiones sinceras y profundas. El administrador y genio de la evolución de la música dentro del filme es Jaime Foxx interpretando a Curtis Taylor Jr., un vendedor avariento de autos cadillac que quiere entrar al mundo de la música como “manager”. Encuentra a tres mujeres con voces celestiales y música interesante y las saca del hoyo para convertirlas en súper estrellas.

Curtis no sólo es manager sino también productor musical. Regenera, cambia y evoluciona el ritmo de “sus chicas”. Desde un “rythm & blues”, hasta “dance” en los setentas con Deena Jones quien se convirtiera en su esposa. Nunca deja de cambiar el estilo de su música, sin ser este músico. Su labor de manager lo profundiza convirtiéndose en productor musical. Algo así como Brian Epstein, el manager y George Martin, músico y productor musical de Los Beatles. Curtis es una fusión de ambos. Supo llevar al grupo de manera exitosa. Desde su primera decisión, como la de poner a Deena, la más guapa de las tres, como cantante líder. En el caso de Epstein, de cierta forma, fue la de sacar a Pete Best y buscar a otro en su reemplazo (Ringo Star). Otra capacidad innata del manager fue la de comprar a los disckjokeys para que emitieran en sus programas radiales “singles” de The Dreamettes, grupo que dirigía. Epstein por su parte compró casi todos los discos del primer “single” (Love Me Do) para que pudiera llegar al TOP en las radios. Curtis evolucionó y cambió el sonido de Deena, e hizo música dance, música que ponían en las discotecas, música popular. En este caso, Martin no sólo le dijo a John Lennon que “Help” debía de ser rock & roll y no una balada como originalmente se concibió, sino también que propuso sonidos alternativos como en “Eleonor Rigby” en donde Martin creó la parte instrumental y los beatles sólo se dedicaron a cantarla. La visión de Epstein y Martin están en Curtis. Con la única diferencia que Curtis era mafioso y Epstein terminó asesinado y Martín es ahora el productor más respetado a pesar de su inactividad. No comparo a los Beatles, con las Dreamettes, pero la forma en que Foxx forma a su personaje y cómo este lo desarrolla, es ejemplar y muy similar al de los productores de los Beatles. Por ironía, dentro de la película (creada por Bill Condon, director y guionista del filme), The Dreams (cambio sugerido por su manager) surgen como rivales de los Beatles en el año 1965. Condon sí las compara, qué lástima.

Dejé de creer en musicales por el simple hecho de que muestran a la música de forma plástica y mera acompañante de la historia, pero aquí, en esta película, la música es la película. Gracias a la música nace la película. Se convierte en algo audio - visual y no visual - auditivo. No están al mismo nivel ni tienen que estarlo. Lo auditivo debe de primar, lo visual debe de tener su lugar. Creo que la edición con bases de video musical sirve, la edición sonora es impecable, la música ejecutada está precisa, las interpretaciones muy profesionales, el vestuario primoroso, la dirección escénica muy acertada. Un conjunto armónico de primera. Una bella sinfonía cinematográfica.

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